Aún me sorprendo hurgando en tu presente a hurtadillas -husmeando únicamente lo que me permiten las circunstancias (tu foto principal y la suya) - para comprobar que tu vida sigue adelante de la manera en que tenías planeado antes de que ese estúpido desliz ocurriese, antes de enseñarme a volar para luego cortarme de cuajo las alas; en definitiva, antes de conocerme.
Y cuando os veo sonriendo en esa foto, tomada supongo que no hace mucho, me invade una sensación extraña: me alegra que hayas conseguido equilibrarte y a la vez me entristece que no fuese conmigo; pero, sobre todo, me agobia no salir de esta mierda.

2 soplos de aire fresco:
Ains, cómo te entiendo...
Ya aparecerá, siempre aparece :D
Publicar un comentario