miércoles, 13 de enero de 2010

Pesadillas de conciencia...

Tumbada sobre la cama, mirando hacia otro lado y evitando rozarle; así se encontraba Eva aquella noche. Lloraba en silencio y Frank, que sabía perfectamente lo que pasaba por su mente, la abrazó fuertemente para calmarla y se acurrucó a su vera. Conciencia la vigilaba de cerca, muy cerca, pero sin decir nada. Se limitaba a observar aquella escena que los últimos meses se había hecho tan cotidiana...
Frank la acarició, con la única finalidad de transmitirle tranquilidad, hacerle saber que él estaba allí por y para ella. Eva se limitaba a sentir sus dedos resbalando por su piel, por sus brazos, por su vientre, por sus pechos, por su cuerpo... pero no movió ni un músculo. Solo una lágrima se atrevió a resbalar por su mejilla hasta ir a parar a la almohada, donde desapareció. Frank la giró suavemente hacía sí y la besó en los labios, pero ella ni se inmutó, mantuvo la mirada en el infinito abstraída en sus pensamientos y continuó llorando en silencio. De pronto, cerró los ojos y todo cambió: Él estaba allí.
La miraba con sus ojos oscuros clavados en sus pupilas, Eva sonrió y le agarró fuerte, no podía escapérsele de nuevo. Le clavó las uñas en la espalda y las deslizó suavemente hacia el final de esta, mientras él la besaba tiernamente. Aquella noche lo hicieron como nunca, se comieron a besos y no dejaron ni un solo hueco sin rozarse, sin tocarse, sin amarse.
De pronto abrió los ojos y vio cómo Frank la miraba fijamente con sus ojos castaños y llenos de ilusión, esos que desde hacía unos días se le antojaban tan fríos y vacíos a Eva: todo había sido una fantasía, un mágico sueño. Ella, al darse cuenta, se dio rápidamente la vuelta y evitando rozarle, mirando hacia otro lado, siguió tumbada sobre la cama, gritando en silencio por todo aquello mientras Frank, resignado, la oía llorar en silencio.
Entonces sonó el despertador. Eva desperó y miró a su alrededor. Estaba sola, Frank ya no estaba con ella, de hecho nunca lo había estado y se sintió satisfecha por haber despertado al fin; pero le invadió una sensación extraña al descubrir que también Él se había ido y ahora, sola, debía enfrentarse como cada día a su realidad. ¿Por qué seguía atormentándole todo aquello? se preguntaba...

2 soplos de aire fresco:

Gotadeagua dijo...

Ella aún quería al chico que veía cada vez que cerraba los ojos a pesar de que
Frank ocupaba parte de su cama ahora? o bueno, "ahora" ya no...
A veces dejamos q ls miedos nos persigan porque no les ponems limites...
Gracias por tus comentarios :)
Sí, he leido el libro de "El niño con el piajam de rayas" y me encantó, menuda llorera...y también ví la peli más tarde, pero me gustó más la novela. Apunto el libro que me has dicho, gracias por la recomdación!
Si te gusta leer, te recomiendo: Una mujer va al médico. A tdo el mundo que se la he recomendado ha terminado más q satisfecho: encantado!
Un abrazo grande :)

Gotadeagua dijo...

Ya, ya se que hay que dejasrse la vergüenza apartada...yo no suelo tener mucha, pero a veces aparece y no es capaz de dejarm pronunciar palabra...
Quien sabe, siempre quedan miedos....
un abrazo

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