Desesperarte porque haces cosas que, realmente, no quieres y nunca has querido, porque esa situación te desborda, porque no quieres estar con esa persona... Hacer lo imposible y que todo salga mal.
Despertarte, mirar alrededor y darte cuenta, por fin, de que todo ha sido una larga pesadilla o -como dirían en mi tierra- un "malson" y que él sigue ahí, aunque esté lejos.
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