sábado, 15 de agosto de 2009

Querido amigo,


He de confesar que estos días he batido el récord de número de veces de comprobar en el móvil que, efectivamente, no tenía ni un mensaje tuyo. Y hoy... ¡¡¡¡al fin he sabido de ti!!!! :)


Me dices que todo va bien que estás más relajado y con las ideas claras... eso me tranquiliza y me hace sentir bien. Aunque eso de que estés "disfrutando una falsa felicidad" no lo termino de entender; pero bueno, mañana me lo explicas todo mejor.


Preguntas si estoy rallada. Ya sabes la respuesta, aunque bueno, más que eso estaba preocupada por ti, porque no sabía cómo estabas y, de todos modos, sabía que no podría hacer nada por aliviarte; claro que escribirte una carta diaria contándote todas esas cosas que no puedo decirte es propio de alguien con cierto grado de locura. Vale, aceptamos barco como animal de compañía...


¿Sabes? Te echaba de menos, echaba en falta esta extraña sensación de bienestar al hablar contigo. Estoy contenta, me has dado la alegría del día; espero que mañana no me tires otro jarro de agua fría cuando nos veamos.




Temblando
con los ojos cerrados
el cielo esta nublado
y a lo lejos tú
hablando
de lo que te ha pasado
intentando ordenar palabras
para no hacerme
tanto daño
tanto daño
y yo, sigo temblando.


1 soplos de aire fresco:

Cristina Poulain dijo...

Creo que empiezo a entender la historia.

"echaba en falta esta extraña sensación de bienestar al hablar contigo", yo también la echo de menos, pero es un secreto de los gordos.

UN besooooo

Publicar un comentario